4/8/09

La caja fluorescente se abrió;
salió de ahí
un coro de voces bailarinas,
un coreografía inmunda de peces de papel.

Ha terminado la función del hombre.
¿Quién representará ahora sus piezas teatrales,
quién arriesgará su juicio para acabarlas?
Si el hombre en el tiempo no fue más que un relámpago,
que en la cima de su decadencia se partió en dos:
el pasado flotando en un mar de neblina,
y el futuro que descansa como una esfera celeste
ent
re las manos de esos dioses
a los que creemos amar.

La caja fluorescente se abrió,
una vez más tenía algo detrás del terciopelo.
Y yo no sabía, pobre de mí,
que ahí se encontraba el final
que el hombre tenía que pronunciar gritando.
El muro se resquebrajó como un acuario
y salieron volando los peces de papel,
guiados por el estela que dejaron los hombres
en el postrero festín de sus desgracias.
Hombres que ahora forman la maraña ósea
sobre la cual los nuevos hombres
desfilan con ganas de representar
el más inolvidable teatro.

Hombres nuevos que desconocen
que algún día serán también
la osamenta del telar de esos otros nuevos hombres,
que no dudarán
en pelear por lo eterno,
en no caer en el mismo ciclo
de ser el escenario sobre el cual
se irá turnando la humanidad entera.

Pero ninguno sabe
que al final todo acabará,
y no habrá más funciones.
Y no habrá nada más,
ni tan siquiera las escamas
de nuestras execrables almas.




2 comentarios:

Iz/ be.ll dijo...

Los actos teatrales del hombre... me has dado una buena idea...


mm2

Iz/ be.ll dijo...

soy una "mamada" dice mi ex...

relax, no borre todas m1